Wednesday, February 24, 2010

"Anatomía de un instante" (II), Javier Cercas

"...No sólo eso: Carrillo - y con él toda la vieja guardia del partido comunista - también renunció a ajustar cuentas con un pasado oprobioso de guerra, represión y exilio, como si considerase un forma de añadir oprobio intentar ajustarle cuentas a quienes habían cometido el error de ajustar cuentas durante cuarenta años o como si hubiera leído a Max Weber y sintiese como él que no hay nada mas abyecto que practicar una ética que sólo busca tener la razón y que, en vez de dedicarse a construir un futuro justo y libre, obliga a ocuparse en discutir los errores de un pasado injusto y esclavo con el fin de sacar ventajas morales y materiales de la confesión de la culpa ajena. Al frente de la vieja guardia comunista, durante la transición y para hacer posible la democracia Carrillo firmó con los vencedores de la guerra y administradores de la dictadura un pacto que incluía la renuncia de usar políticamente el pasado, pero no lo hizo porque hubiese olvidado la guerra y la dictadura, sino porque sino por que las recordaba muy bien y estaba dispuesto a cualquier cosa para evitar que se repitieran, siempre y cuando los vencedores de la guerra y administradores de la dictadura aceptasen terminar con esta y sustituirla por un sistema político que acogiese a vencedores y vencidos y que fuese en lo esencial idéntico al que los derrotados habían defendido en la guerra. A cualquier cosa o casi a cualquier cosa, estuvo dispuesto Carrillo: a renunciar al mito de la revolución, al ideal igualitarista del comunismo, a la nostalgia de la república derrotada, a la propia idea de justicia histórica.... Porque lo que la justicia dictaba a la muerte de Franco era el retorno de la legitimidad republicana conculcada cuarenta años atrás por un golpe de estado y la guerra subsiguiente, el juicio de los responsables del franquismo y la completa reparación de sus víctimas; Carrillo renunció a conseguir todo eso, y no solo porque careciera de fuerza para conseguirlo, sino también porque entendía que a menudo los ideales mas nobles de los hombres son incompatibles entre sí y que en aquel momento tratar de imponer en España el triunfo absoluto de la justicia era arriesgarse a provocar la absoluta derrota de la libertad, convirtiendo la justicia absoluta en la peor de las injusticias."
pags. 181-182

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